jueves, 27 de enero de 2011

CAPITALISMO Y ESPECULACIÓN.

Queda de manifiesto que la especulación es un fenómeno estructural en el capitalismo actual. Durante la burbuja inmobiliaria, la vivienda se convirtió en un bien de inversión muy rentable, y no un lugar para vivir.
La deuda soberana son los títulos (letras del tesoro, bonos y obligaciones a plazos) que emite un país para captar dinero en los mercados con el que financiar sus gastos. Pero actualmente la deuda pública no se considera una herramienta para poder invertir en equipamientos sociales que satisfagan las necesidades humanas o en investigación y tecnología que potencien la creación de riqueza y puestos de trabajo, sino en un negocio. Y este se basa en hacer dinero con los títulos de deuda soberana, jugando a encarecer los tipos de interés de la deuda pública de Grecia, Irlanda, Portugal y España, aun a costa de desestabilizar completamente al euro. Los especuladores atacan al mismo tiempo un determinado mercado o valorpara conseguir dinero gracias a las caídas que ellos mismos generan con sus agresivas operaciones con grandes cantidades de dinero. Cuanto mas consiguen hacer caer un valor, más ganan. Además atacan a los seguros de impago de deuda de Estados, bancos o empresas, lo que es interpretado como un riesgo de quiebra en un país. Estas operaciones pueden repetirse varias veces en un mismo día y tienen como resultado que el seguro que paga España u otro Estado por riesgo de impago se encarezca en descomunales sumas de dinero en semanas, días e incluso horas.
Los gobiernos europeos se quejan de los ataques especulativos, pero a su vez son firmes defensores de la libre circulación de capitales que alientan estos ataques, junto con la opacidad del sistema financiero, el secreto bancario, paraísos fiscales, etc. Los propios gobiernos han contribuido a esta espiral de economía mafiosa que golpea en todo el mundo. Las multinacionales tienen tanto poder y viven al margen de las leyes e impuestos gracias a las políticas y leyes gubernamentales, que limitan a la propia capacidad de un gobierno para controlar su propia economía.
No han puesto ninguna objeción a que se haga negocio con los titulo de deuda, se juegue a encarecer los tipos de interés o se desestabilice el euro. Asumen la deuda como legitima aunque sea socialmente insoportable y políticamente desestabilizadora, para satisfacer las demandas de la banca. Quieren intentar pagar una voluminosa deuda pública sin combatir el desempleo, sin producir riqueza y sin inversiones productivas. Creen que con planes de ajuste y ahorro basta pasar salir del atolladero. Aunque también aseguran que realizan esfuerzos para potenciar las exportaciones, pero como dice Vicenc Navarro: “El modelo exportador, a la larga, no se sostiene si todos los modelos económicos de los países de la UE se basan en la exportación como el mayor estímulo económico. Para que un país exporte, se requiere que haya otros que importen. Si todos exportan el sistema no funciona”.
La crisis de 1929 conoció una mejora en 1934-1935 y una recaída brutal en 1937-1938. Tal y como los gobiernos se enfrentan a la crisis que ellos mismos han creado no seria descartable un panorama parecido. La salida de la crisis esta complicada porque continua habiendo deuda por todas partes (ayuntamientos, comunidades autónomas, bancos, empresas, Estados, familias, autónomos, etc) y parece que la economía aun esta lejos de quedar saneada. Los bancos continúan enfrentándose a impagos y cada vez coleccionan más pisos en su poder, muchos de ellos obtenidos como donación de pago por constructoras en la ruina.

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